Y aquellos los de entonces...

En vista de que esta semana mucha gente, incluyéndome, se fue a vacacionar, sólo quiero decirles que no viajen en coche a Acapulco si quienes llevan el auto les gusta escuchar Stereo Joya, Amor o mamadas similares. Claro, esto a menos que tengan un iPod para aislarse de tan amena música (¿verdad, Joe? XD).

No vayan al mero Acapulco, vayan a Barra Vieja, que está más adelante de Acapulco Diamante. Arena chida, no hay vendedores (tantos) y se come muy rico en un restaurante que se llama la Chamama o una cosa así. El pescado a la talla es lo que les recomiendo por sólo $199/kilo (¡¿no le pierden?!).

Mmmmh... ¿qué más? ¡Ah, sí! No compren comida de más, no todos son tragones como este su querido escritor y la neta, si yo voy, no crean que me voy a refinar todas las frituras y bebidas que compraron extras. Aclaro: no soy un bote de basura. Y menos ahora que estoy tratando de cuidar mi intestino.

Por último, deben salir antes de las 9 de la mañana el día de regreso para que no hagan 2 horas y media de Cuernavaca a la caseta de Tlalpan (única entrada y salida para las rutas sureñas), más otra media hora o 45 minutos de la caseta a Periférico (que de periférico ya sólo le queda el nombre). Sobre todo si quieren parar en 4 Vientos, fonda ubicada sobre la Autopista del Sol y que vende una cecina bien sa-bro-sa.

Ahora, de verdad, no vayan a Nacapulco.

Fotos después de que Joe y Karime las rolen y las suba a mi Flickr.

Saludos,
Mr. K